Formación en Psicoterapia Gestalt

Ser terapeuta, en la tradición de Claudio Naranjo significa desarrollar la cualidad natural que tiene el ser humano de ayudar al otro. Una capacidad de ayuda que viene de su experiencia del amor, la benevolencia y la intuición. Es una capacidad natural y espontánea de “estar” con el otro, un desarrollo de la intuición que permite captar dónde está el otro y qué le pasa. El terapeuta es alguien que mantiene vivo su propio proceso de transformación. Es una persona que produce lo que Claudio Naranjo llama “un contagio de consciencia”.

Formar un terapeuta significa estimular la capacidad de comprender al otro, estimular la intuición y la compasión hacia el sufrimiento de los demás.

Comprender, en el sentido de acoger las diferentes manifestaciones de la experiencia del otro y ayudarlo a desarrollar la capacidad interna de contener su propio sufrimiento y una nueva visión de sí mismo en el mundo.

Tres son los elementos básicos de esta formación: el autoconocimiento, la presencia y la compasión. Formar un terapeuta es una transmisión “viva” que se da del formador al alumno y que se asienta en la propia experiencia del formador.

En la Escuela Gestalt Viva se forman terapeutas que, no se anclan en un rol o en una técnica, o en una supuesta superioridad de competencias. Es una formación para desarrollar la capacidad de estar presente en una relación, en un espacio de conciencia que incluye el mundo interior del terapeuta y del paciente.

La relación terapéutica es una relación humana, un espacio de encuentro. En este encuentro, el paciente participa y es estimulado a entregarse a la relación y a descubrir su capacidad de auto-ayudarse.

Primer año

El primer año de formación el estudiante hace trabajo sobre sí mismo en un contexto grupal viviendo lo que es el experiencialismo ateórico, el cual se basa en los fundamentos de la Gestalt de Claudio Naranjo y Fritz Perls descritos a continuación:

  • La Gestalt de Claudio Naranjo: auto-conocimiento, presencia y benevolencia. La terapia como proceso de liberación. Las raíces dionisíaca y apolínea. La dimensión espiritual implícita en la Gestalt. El sufrimiento individual y la adaptación social: la crítica a la sociedad patriarcal. Los tres cerebros y la trinidad madre/padre/hijo. Los tres niveles del Yo.
  • La terapia Gestalt y la enseñanza de Fritz Perls: las relaciones con la terapia humanística, el psicoanálisis, la fenomenología, el existencialismo y la teoría sistémica.
  • Atención y responsabilidad. Vivir despiertos. Percepción, figura y fondo.
  • El aquí y ahora y el continuum de consciencia.
  • La fe en la auto-regulación organísmica. La recuperación del instinto y el placer como fundamentos de la salud física y mental. El contacto con las necesidades y la liberación del deseo. La armonía de los tres centros: acción, intelecto y emoción. La función de las emociones en el proceso de crecimiento.
  • Polaridades. El vacío fértil. La indiferencia creativa y la ecuanimidad.
  • La actitud del terapeuta: presencia y compasión. La espontaneidad en la relación humana y en la relación terapéutica. La relación terapéutica como un encuentro desde de la transparencia.

Segundo año

Durante el segundo año de formación, además de continuar con la forma de aprender a través del experiencialismo ateórico, el alumno comenzará a hacer prácticas durante los módulos, vivenciando el lugar de ser terapeuta con sus propios compañeros, y así vivir ambos roles, el de alumno y terapeuta:

  • Escucha terapéutica interna y externa.
  • La atitud
  • El campo fenomenológico.
  • Técnicas gestálticas: supresivas, expresivas e integrativas
  • La silla vacía y la silla caliente. Dramatización. El conflicto, la inversión de las polaridades y el encuentro.
  • El cuerpo en la Gestalt: prácticas para el cultivo de la sabiduría instintiva.
  • La enseñanza de los sueños y el trabajo terapéutico con los sueños.
  • El método dialógico y la creatividad del terapeuta.
  • El desarrollo evolutivo y el proceso de individuación. La teoría del vínculo. La formación del carácter. La identificación con el ego versus la autenticidad.
  • Mecanismos de defensa y personalidad.
  • Neurosis, psicosis y trastornos: formas de la existencia. La función de los síntomas. La trascendencia del concepto dual salud/enfermedad.
  • El trabajo con los grupos y en grupo.
  • Transferencia y contratransferencia: las emociones del paciente y las emociones del terapeuta.
  • Psicoterapia Gestalt y chamanismo.
  • La transformación.
  • La psicología transpersonal y la “única búsqueda” de Claudio Naranjo. El malestar psicológico y la insatisfacción espiritual.
  • Psicoterapia y meditación.

Tercer año

El tercer año de formación se distingue por un entrenamiento focalizado en la práctica terapéutica supervisada durante los módulos y actividad de servicio social y prácticas supervisadas fuera de módulos.

  • Práctica terapéutica supervisada: enfoque en los obstáculos personales en la relación terapéutica.
  • Experiencias de práctica terapéutica en estructuras o centros en convenio con la Escuela.
  • Auto-entrenamiento en pequeños grupos.

Requisitos de Certificación

Es necesario haber completado las horas de formación y requisitos de cada Escuela con un mínimo de:

  • 500 horas de formación.
  • 45 horas de terapia individual.
  • Completar la asistencia a 3 SATS: SAT 1, 2 y 3.

Supervisión

El proceso personal terapéutico y la supervisión son dos pilares fundamentales de la formación de un terapeuta gestáltico.

Una vez traspasado el aprendizaje y seguir estando en proceso personal la supervisión se convierte en un entrenamiento continuum donde tenemos en cuenta las dinámicas intrapsíquicas caracteriales del terapeuta que puedan interferir en la relación con su paciente.

Desde esa experiencia puede acompañar a su paciente con calridad y transparencia, cultivando una relación humana de crecimiento donde los dos están conscientes de estar en un viaje de

Desde nuestra orientación formativa en las Escuelas Gestalt Viva en el proceso de devenir terapeuta, uno de los elementos fundamentales es el área de lo que se ha venido llamando Supervisión en las terapias más introspectivas, desde el psicoanálisis hasta todo el espectro de terapias con enfoque humanista.

En este proceso se considera imprescindible que el futuro terapeuta pase por el camino de ser paciente a fin de poder conocerse en profundidad y poder entender el papel y el oficio sin que sus propias interferencias contratransferenciales se conviertan en un punto ciego. Desde esa experiencia puede acompañar a su paciente/cliente con más espacio y claridad. El proceso personal es pues un pilar fundamental.

Así pues, consideramos al igual que otros autores (Claudio, Peñarrubia), que para ser terapeuta tenemos en cuenta varios ejes: el aprendizaje, el proceso personal y la supervisión. En nuestras escuelas aplicamos en el aprendizaje el modelo maestro-aprendiz que enfoca la experiencia y la vivencia predominantemente: ver trabajar al terapeuta en los grupos aporta la vivencia y la experiencia al alumno que se quiere transmitir. Sin detrimento de complementar con el estudio y la reflexión sobre lo
vivido.

Y una vez traspasado el aprendizaje y seguir estando en proceso personal, el alumno se enfrenta a la realidad de entrar en contacto posible con el paciente. Pasar de la “pecera” que proporciona el grupo, de la seguridad, del anclaje del grupo de formación, de la guía de los maestros al océano de la consulta en solitario enfrente de su cliente/paciente hay un mundo. De repente las cosas aprendidas en formación ya no se aplican a esta persona o a su mundo, pero ésta es la cualidad del abordaje en
Terapia Gestalt, cada persona, cada fenómeno que emerge es único e intransferible y la vivencia actualizada es lo que va orientando al terapeuta novel a navegar por las aguas de este mar de la existencia y de la relación terapéutica. La supervisión se convierte en un entrenamiento continuum donde no solo se tiene en cuenta los aspectos contransferenciales y, de ahí se diga que la supervisión puede ser la terapia del terapeuta, sino también y por descontado la focalización en el campo del paciente, en su proceso, en su momento vital, en sus connotaciones biográficas e incluso en su patología.

Tradicionalmente la supervisión se ha contemplado desde el modelo médico, es decir, se trataba de una corrección para el principiante desde una mirada jerárquica donde el supervisor aportaba más conocimientos. Así se revisan encuadres terapéuticos, diagnósticos, abordajes e intervenciones. En la Terapia Gestalt tenemos varias formas de abordar la supervisión y el encuadre de partida no es precisamente el mencionado. En todo caso cuando hablamos de supervisión, el papel del terapeuta-supervisor no se basa tanto en un posicionamiento de mayor conocimiento, sino de mayor madurez personal y experiencia, en un más amplio recorrido en el oficio y en el proceso personal. Todo este bagaje personal y de oficio le da la habilidad en el quehacer como terapeuta y el afinamiento para poder acompañar a desarrollar y aprender el oficio.

La primera forma de supervisión que tenemos en nuestras escuelas se da ya durante los cursos de formación. Los alumnos trabajan con un compañero que lleva el rol de cliente ante la mirada del grupo y del supervisor. Se acostumbra a trabajar en tríadas con 3 roles: Teraputa, paciente y observador. Puede darse también una práctica grupal. En el contexto del propio grupo de compañeros en formación se dan circunstancias específicas que pueden favorecer el lanzarse a la piscina en una situación de laboratorio donde todos van a experimentar en los mismos términos.

Otra forma de supervisar es sea en formato individual o grupal a terapeutas noveles que quieren supervisar sus casos para despejar dudas, reflexionar, orientarse en el quehacer del oficio, etc. Esto es una práctica que recomendamos durante toda la vida profesional, no solo para principiantes. Es especialmente eficaz en grupo y mejor mezclando con terapeutas que empiezan con los más veteranos. Esto aporta riqueza, amplitud de visión, co-visión, permite enseñarse y revelarse ante los otros, despejar miedos y tabús. Esto requiere de un mayor compromiso consigo mismo y con sus pacientes. Así la persona que quiere continuar este camino de autoindagación lo sigue ampliando a través de su trabajo cotidiano.

Claudio además nos introduce un cuarto elemento, la explicitación. El profesional experto explica, cuenta porqué hizo esto aquello mientras trabajaba en la sesión, esto amplifica enormemente la mirada sobre la conciencia que el terapeuta está teniendo en pleno proceso fenomenológico de “hacer terapia”.

Fecha de inicio e inscripción a la Formación

Cada escuela ofrece su formación en diferentes fechas. Consultar buscando el país y escuelas de interés en los enlaces a continuación.

Escuela Gestalt Viva
Claudio Naranjo

Chile
Santiago

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Escuela Gestalt Viva
Claudio Naranjo

Argentina
Buenos Aires

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Centro Gestalt Viva
Claudio Naranjo

Italia
Livorno e Pisa

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Escuela Gestalt Viva
Claudio Naranjo

México
Centro y Chiapas

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Escuela Gestalt Viva
Claudio Naranjo

Perú
Lima

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Escola Gestalt sem Fronteiras
Claudio Naranjo

Brasil
Brasília

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Instituto Gestalt de Vanguarda
Claudio Naranjo

Brasil
São Paulo e Belo Horizonte

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Escuela Gestalt Viva
Claudio Naranjo

Uruguay
Montevideo

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